Serie Coyote Blanco

  • Abrevadero de dinasaurios

lunes, 30 de agosto de 2010

Primer Manifiesto de la Cofradía de Coyotes

Primer Manifiesto de la Cofradía de Coyotes
1.- Auuu, auuuuuu, aauuu, aauuu, aauuu. (Lenguaje coyotingo cuya traducción literal sería la siguiente: Muy buenas las tengas ustedes y ojalá las pasen mejor.)
2.- El verdadero coyote siempre sabe dónde aullarle a la luna. (Este postulado no tiene explicación, pero, por las dudas, nunca vayas a una reunión de los coyotes si no eres invitado de manera especial, porque el colado a los tres segundos apesta y ningún perfume disimula tu pestilencia.)
3.- El verdadero coyote caza solo, pero comparte la presa con la manada. (Es decir, el autor escribe a solas, pero le gusta leer sus trabajos y hace todo lo posible para compartirlos más allá de su manada. Lo mismo para la música, la pintura y el arte en general).
4.- El verdadero coyote venera a la luna y también a los astros. (Es decir que los coyotes respetan a las coyotas y las aman profundamente; a los coyotitos hay que enseñarles a marcar su territorio, mientras se les cuentan lindas historias sobre la realidad.)
5.- El verdadero coyote será capaz de descubrir una y otra vez el hilo negro. (Además del hilo negro habrá que patentar cualquier otro invento o artefacto que nos permita sujetar un buen atado de sueños, porque los coyotes sin sueños sólo son aullidos fantasmas en el muladar del universo.)
6.- El verdadero coyote lleva un monasterio en su propio corazón. (Ya lo dijo una gran coyota –Clara Leyva--, cuando miraba por la ventana a las parejas que andaban de fiesta y ella estaba a solas en su casa; Amen por nosotros, los bienaventurados que podemos pasar días llenos de nosotros mismos, porque de nosotros será el silencio y la paz infinita de aquellas almas que se completan con los espacios vacíos de la casa donde apenas se oye el latido de un corazón.)
7.- El verdadero coyote venera al silencio por encima de muchas palabras, porque tiene la certeza de que la muerte es un montón de sombras bajo las cuales algún día incierto habrá de llegar a reposar. (Sin comentarios, porque ha llegado la hora de callar los aullidos del alma.)

Re-elaborado por el Coyote Mayor

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