Serie Coyote Blanco

  • Abrevadero de dinasaurios

sábado, 11 de septiembre de 2010

Un Poema para la Cofradía de Coyotes

UN POEMA PARA LA COFRADÍA



NO SÓLO DEL TRABAJO VIVE EL HOMBRE

JOHN WILMER RODRIGUEZ MONCAYO

No sólo del trabajo vive el hombre

También del ocio pre pagado

de pasionales y venéreos cólicos,

de grotescas y volcánicas alegrías

y de proliferar sus mascaras herbarias;

vive mendigándole al destino

alguna suerte ebria que le estorbe,

encumbrando y derribando dioses

afinando la lira acuática de los sueños,

rentando desgarbadas azoteas

para acumular impúdicas promociones;

vive de aplaudir frígidos cocodrilos

y de matar mil pájaros de un tiro,

de remendarse las tristes menopausias

con urticantes y católicos desenfrenos;

vive de fiar los lunes en la madrugada

y de atinar los acentos ortográficos,

de lidiar con aspirinas su colon irritable

de ocultar los pararrayos de la edad,

de pasear a su perro vividor

y encerrar la luz de su corazón;

vive de surtirse los dulces colesteroles

de cromar con su vanidad el espejo,

de financiar las rosas de sus amoríos

y de guardar en el álbum su cordón umbilical;

vive de declarar trifásicas rentas

de predecir lluvias como un ornitorrinco

y de fumar el humo tubular de los notarios,

de beber los oropeles de las noches

y de comulgar badulaques nacionalismos;

vive de odiar cual medusa de mercurio

y de reciclar las turbulentas noticias,

de tostar las uvas de los misterios

de teñirse los ojos con jugo de naranja

y de tropezar con las culebras del alma;

vive de pregonar sus químicos pecados

de planchar las lenguas de las chirimoyas

y de lamentarse como un millonario;

vive cómodamente envenenado

de las leches agrias de la rimbombancia,

reverdeciéndose y rejuveneciéndose

cada vez más en complicidad

con la cofradía de coyotes,

festejando los orgasmos de la vida

con las mieles de la casualidad,

abrazando los gorgoteos del espíritu

y burlando a la muerte en calzoncillos.

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